Talos, 7 de Nerte. Año del Pegaso

Bopeep y yo nos reíamos como niñas mientras llegábamos a la plaza del pueblo. Había sido divertido actuar como princesas Disney durante un rato, dejando desconcertada a la gente que había estado riéndose de nosotros. Akira comenzó a relajar su paso para dejar que fuésemos bastante más avanzadas que él.  Supongo que tratando de evitar que le relacionaran con nosotras. Pero bueno, siempre había sido bastante estirado.
No podía dejar de mirarles ¡era increíble que fuesen ellos! Después de tanto tiempo... pero claro, no eran ellos. O sea, sí que lo eran, eran Bopeep y Akira. Pero aquellos personajes no eran reales, los reales eran Amelia y Scott. Pero para mí, la semielfa y aquel guerrero tan estirado eran más cercanos, más íntimos que aquellos nombres terrenales que no significaban nada.

Se me pasó por la cabeza que quizá el resto de gente ya habría entrado en el juego. O sea, ¿a quién había mencionado Bopeep en su comentario de facebook? Intenté hacer memoria, pero no lo recordé. Quizá habrían visto que no dábamos señales de vida y habían llamado a la policía. Sacudí la cabeza. Me mareaba pensar en el mundo real mientras me encontraba en Mystical Land, lo mismo que pensar en el juego mientras estaba en Inglaterra. 
Por fin, nos detuvimos en mitad de la plaza, donde el día anterior, Akira y yo habíamos estado comiendo, sentados en la fuente. Parecía mentira que sólo hiciera un día de la llegada de Boopeep. Cuando desmontamos, la abracé con fuerza. Era tan adorable. Y su personaje había crecido, ya parecía una jovencita, como los demás, no una niña. Ella me devolvió el abrazo, un poco confundida, pero también con cariño. Creo que la había echado más de menos de lo que pensaba.
-Bueno -Akira nos interrumpió, aproximándose a nosotras y tomando las riendas de los burros- ¿entonces cuál era vuestro fantástico plan? 
-Gritar pidiendo un mago -indicó Bopeep, mientras se acomodaba la ropa, un poco arrugada a causa de mi efusivo abrazo.
-Es un poco primitivo -respondí, dubitativa- pero supongo que no tenemos mejor opción.

Complacida porque le hubiese dado la razón, la joven semielfa se subió a la fuente, como había hecho yo el día anterior, y comenzó a gritar. Sin embargo, su imagen empezó a perder nitidez para mí. Se me emborronó la vista y empecé a marearme. Me llevé una mano a la frente, mientras buscaba la grupa del burro para apoyarme con la otra mano. Debí quedarme muy pálida, porque Akira me cogió de un brazo y me preguntó algo que no entendí. Como lejanos, oía los gritos de Bopeep desde la fuente, que no se había dado cuenta de lo que ocurría.
Balbuceé algo sobre que tenía que hacer pis, y me fui, tambaleante, hacia un callejón. Me sentía casi igual que cuando había ocurrido aquel fenómeno tan extraño la primera vez que me metí en el juego. Sin embargo, ahora no había lag, simplemente me encontraba muy mal. De todos modos, si empezaba a convertirme en píxeles y desaparecer, no quería estar cerca de mis compañeros, pues si lo veían los aldeanos quizás se meterían en problemas. Llegué como pude a la primera callejuela que vi, un tanto estrecha, y me oculté tras unas cajas llenas de residuos. Me senté en el frío suelo de losas de piedra, mientras todo daba vueltas a mi alrededor. Creo que vomité en algún momento. Un sudor frío me empapó la frente y la palma de las manos.
A lo lejos, Akira gritaba mi nombre. O al menos algo que sonaba como mi nombre. Me miré las manos, comenzaban a desaparecer, o a brillar. O las dos cosas. Un resplandor familiar terminó por cegarme del todo, y cuando recuperé la consciencia, Akira seguía gritando mi nombre, pero más cerca de mí. 
Espera... ¿Akira?

Sábado, 9 de Febrero de 2013

-¡Marina! ¡Marina! -Sentí unas manos sacudiéndome. Alcé un brazo para que me dejara tranquila, pero él me abofeteó.
-¡Ay! -Proferí un quejido, mientras abría los ojos. A pocos centímetros de mi cara me escudriñaba Charles. Así que... -¡Dios mío! -Me incorporé tan rápidamente que me mareé- Estoy... ¡estoy en casa!

Estaba sentada en el suelo de mi habitación de la residencia de estudiantes. Charles me miraba, pálido y sudoroso, y me cogía los hombros con demasiada fuerza.
-¿Estás... bien? -Me preguntó. Antes de poder responderle, le aparté bruscamente con una mano y vomité en el suelo. En el lado de la habitación de mi compañera. Que le den.

Me limpié la boca con el reverso de la mano, temblorosa, mientras trataba de ponerme en pie, ayudada por el pelirrojo.
-¿Cómo has hecho que vuelva?
-He tirado del cable de la luz... -respondió él, con un hilo de voz- en las películas funciona, así que...
-Eso... eso ha sido arriesgado.

Me apoyé sobre el escritorio. Efectivamente, el ordenador estaba apagado. En el suelo, frente a la puerta abierta, estaba el portátil del chico, y la silla de mi ordenador parecía que había salido disparada. Seguramente el pobre se habría encontrado con mi desaparición de pronto, y había reaccionado de forma demasiado efusiva. Estaba un poco descolocada. Había salido de Mystical Land por las buenas, sin el consentimiento del director del juego. Seguro que le había puesto furioso. Un millón de ideas empezaron a rondarme por la mente, pero tenía que ponerlas en orden antes de hacer algo.
-Puedes... ¿puedes ir a por algo para limpiar eso? -Pregunté al aire, mientras señalaba el charco del suelo.
-Sí, claro. Tú descansa -Charles salió rápidamente al pasillo en busca del cuarto de la limpieza.

En cuanto salió, se me ocurrió una idea. Alargué la mano para encender la regleta de mi ordenador pero me detuve. No quería que se activara el juego de pronto y me volviera a tragar. No. Me volví y cogí el portátil de Charles, aún en el suelo. Se había abollado una esquina de la pantalla, pero aún funcionaba. Me senté en la cama mientras lo encendía, apartando algunos peluches y libretas de apuntes. Me mordisqueé las uñas, impaciente, mientras se iniciaba el Windows. Una vez encendido, entré en mi Facebook y busqué el mensaje de Bopeep, o sea, de Amelia.


Traté de ponerme en contacto con Justine y Kenneth, ya que de Loren no había vuelto a saber nada en años. Ni siquiera la tenía agregada. Ninguno de los dos dio muestras de vida. Justine hacía un día entero que no se conectaba, y por las últimas noticias de Kenneth, parecía que se había ido de viaje, incluso antes de que Bopeep nos mandara aquel mensaje. Seguramente él estaría a salvo. Sin embargo, algo en el muro de Justine me hizo sospechar que quizá ella no estaba tan segura. Una compañera le había dejado un mensaje, preguntado si había conseguido instalar el juego que le copió. Gemí. El mensaje era de ayer, y no había respuesta.

Me sobresalté cuando entró Charles en la habitación llevando un mocho y un cubo lleno de agua. En cuanto me vio, lo dejó todo en el suelo e hizo ademán de arrebatarme el portátil.
-Deja eso -me lo quitó de un tirón- creo que has tenido una dosis de ordenadores suficiente por hoy.
-¡Espera! -Alargué las manos para intentar recuperarlo- ¡Necesito hacer una última cosa! ¡Hago esto y... y te lo explicaré todo, te lo prometo!

Me miró unos instantes con el ceño fruncido. Algo en mi cara de desesperación debió convencerle, pues me devolvió el portátil lentamente. Después, se puso a limpiar el regalito que había dejado en el suelo.
Rápidamente, entré en el Facebook de Loren y le envié un mensaje.




-16:55- [Mundo real]




//Out: Bueno, esta aventura (lo de salir del juego y eso) la tenía preparada para más adelante, cuando llegáramos a las minas. Sin embargo, repentinamente Bopeep decidió volver al pueblo, y entonces el ritmo de posts bajó considerablemente xD. Como lo de volver al mundo real servía de excusa para integrar a Lore en el rpg, he decidido adelantarlo bruscamente, para ver si con una nueva jugadora, la cosa se vuelve a animar. ¡A ver si la mencionada se digna a aparecer pronto y nos da una alegría!//