“Es peor que un niño” dije mientras seguía a la Dríada por las calles e intentaba no perderla. En un momento que ella se giró, un ser desconocido y vestido con ropajes similares a las de un curandero se abalanzó sobre ella, tras la confusión inicial el curioso asaltante se identifico como Bopeep.
Las chicas al principio se miraban con mezclas de alegría y confusión, después mostraron más espontaneidad e incluso hubo un abrazo efusivo.
Una vez acabaron de saludarse, la semielfa me miro a mí, no dije nada, no eran necesarias las palabras, siempre las había considerado algo molesto e inoportuno, rompían la tranquilidad que otorgaba el silencio, simplemente alcé suavemente la mano y ella extrañada al principio por mi poca euforia hizo lo mismo.
Decidimos seguir caminando por las calles hasta que finalmente nos refugiamos en la calidez de una posada cercana, el frío de la noche nos impedía seguir deambulando sin rumbo.
De entre las distintas mesas del lugar nos fuimos a sentar en la más apartada, aquella que no oliera a orina o cerveza serviría. A pesar del fuerte olor y la madera seca con el que estaba recubierto el interior, el ambiente se denotaba cálido y festivo, o al menos eso parecían pensar las decenas de habitantes que se conglomeraban en ella.
Una vez sentados, apoyamos todo nuestro equipo en la pared más cercana. Los minutos se convirtieron en horas mientras hablábamos sobre nuestras vidas y qué había sido de nosotros. Al habernos encontrado antes, dejamos que fuera Bopeep la que más hablará y nos contara.
A pesar de lo extraña que era la situación de verse atrapado en un videojuego ello ya no nos tenía excesivamente alterados aunque sí sorprendidos, cuando nuestras vidas ya habían dejado atrás esta etapa nuevamente había vuelto a nosotros.
Después de contarnos acerca de nuestras vivencias decidimos hablar sobre cómo habíamos vuelto al juego, tal vez ello respondería preguntas desconocidas, era curioso ya que no todos habíamos entrado por el mismo punto como yo en un principio pensé que ocurriría.
- Aunque es extraño.. - dijo la curandera.
- ¿El que? - replicó la dríada.
- No estoy muy segura pero.. - la semielfa se rascaba la barbilla mientras hablaba – diría que ha pasado mucho tiempo desde que nos fuimos. Además antes de llegar hasta la ciudad las personas que me hospedaron me hablaron de una historia de héroes, no se exactamente el porqué pero sentí algo familiar en ese relato.
- 100 años – dije yo entrecerrando los ojos y cruzándome de brazos para después continuar – Algo similar a una divinidad me explicó lo sucedido, no fue muy especifica en su relato pero parece ser que esos “héroes” son los que quedaron atrapados la primera vez, algunos aún recuerdan sus relatos. Quedaron bastante sorprendidas por mi revelación, incluso les conté sobre el par de admiradoras que ellas tenían en un lugar lejano, por un momento incluso me pareció que se conmovían.
Cuando el silencio se apoderó de nosotros, empezamos a oír extraños gritos de fuera, de repente irrumpió en el lugar un enano fornido, su largo pelo blanco y su frondosa barba indicaban a una persona de avanzada edad, llevaba un extraño monóculo en su ojo derecho y vestía una camisa blanca acompañada de pantalones de cuero marrones y botas bajas, por un momento se giró y chillo a la puerta, probablemente dirigiéndose a alguien de afuera.
- ¡Maldito rufián, la próxima vez que me intentes robar llamaré a la guardia!
Di un rápido vistazo a mi derecha para asegurarme que Neptune estaba sentada, cuando lo hice ella me miro encogiéndose de hombros “Hay más ladrones ¿lo sabías?” me dijo mientras bebía de su jarra.
El enano miro el local y reparo en nosotros, tres seres extraños con ropajes aún más extraños y fuertemente armados, alcancé a escuchar de sus secos labios algo así como “tal vez me sirvan” sin reparo se acerco a nosotros y extendió los brazos hacia arriba.
- ¡Vaya! Que agradable es ver viajeros en esta ciudad nuestra, por favor, disculpen el atrevimiento de acercarme a ustedes..
- Ya lo has hecho – dije mientras me llevaba un trozo de pan a la boca - ¿Que quieres?
El hombre se mostró confundido en que le cortaran en medio del discurso, Bopeep le instigó a que continuara.
- Estoy desesperado.. - dijo él cambiando el tono drásticamente, la semielfa hizo que se sentara - ¡Oh! Gracias señorita muy amable... Verán, la verdad es que tengo un asunto muy grave entre manos. Permitirme que me presente, soy Toldrek, hijo de Ruzik y propietario de las minas de las afueras de la ciudad, tradicionalmente mi familia siempre ha sido una de las más famosas y hospitalarias de la ciudad pero en estos tiempos que corren es difícil que..
- Ahórranos tu sofismo barato - espete yo
Nuevamente el enano se vio confundido, aunque luego chasco sus gruesos dedos.
- Sí, tal vez es rudeza lo que necesito... Digamos que tengo un “encargo” que me gustaría encomendarles, por supuesto les recompensaría generosamente por ello...
- ¿Por qué nosotros? - pregunto Bopeep extrañada.
-¿Y por qué no? - dijo el enano con cierta alegría – Nadie en la ciudad ni siquiera la guardia está dispuesto a ayudarme. Ustedes no son de aquí y parecen experimentados, pueden ser ideales para mi encargo.
- Si hay oro de por medio.. - dijo Neptune esbozando una sonrisa picara, me extrañaba que no pensara en robárselo a aquel pobre diablo - ¿De que se trata?
- Oh si.. Me gustaría que lo discutiéramos en la comodidad de mi hogar si no les importa... Ya saben que las paredes escuchan.
- ¡Todos sabemos que tu maldita mina está embrujada Toldrek! - dijo una voz de uno de los ciudadanos.
- ¡Calla maldito bribón! - dijo el enano girándose amenazante, luego volvió a mirarnos - ¿Y bien amigos?
Empujados por la curiosidad y por querer abandonar el mal olor del hogar, decidimos aceptar su invitación, curiosamente el hombre acepto pagar todo lo que habíamos consumido.
Tras recorrer las oscurecidas calles bañadas por la luz de la luna, finalmente llegamos a su casa, su estilo era algo peculiar, distinguida y apartada del resto, incluso me daba la sensación de que estaba ligeramente torcida hacia la derecha, el techo y las paredes estaban hechas de una extraña piedra, más similar a un mineral que a la piedra común, cosa que aún le daba un toque aun más extraño y homogéneo respecto a los hogares humildes que se veían por la zona.
Una vez dentro de la casa, realmente se respiraba un aire opuesto al de la posada, librerías perfectamente ordenadas, suelo limpio y de madera brillante, elegantes moquetas y además de una gran chimenea central, junto a ella había otro enano, éste era similar a Toldrek e incluso vestía los mismos ropajes, la única diferencia era que su barba era mucho más corta y tenia menos pelo, estaba fumando en una pipa de madera.
- ¿sotse nos senèiuQ? !sortsecna sortesun de sabrab sal roP!
Las chicas se miraron extrañadas, yo simplemente me limité a mirar al enano para que nos diera una explicación.
- Luego te lo explicaré... - decía el improvisado hospedero - Discúlpenme, este es mi hermano, le fue lanzada una extraña maldición y ahora, todo aquello que sale de sus labios fluye a la inversa.
- ìuqa ed neugral es euQ
- Yo me encargo – dijo el enano mientras hizo que su hermano se sentara en uno de los sillones cercano a la chimenea – Bueno, aquí podre hablar libremente, como ya he dicho antes soy propietario de las minas de alrededor, una de ellas es extremadamente rica en hierro, de hecho últimamente era la única que me salía rentable ya que las otras están próximas a ser explotadas.
Un día como cualquier otro los trabajadores salieron de allí horrorizados, dijeron que habían visto y oído cosas horribles. Jamás pudimos entender qué había sucedido ya que todos estaban aterrados y eran incapaces de describirlo. Mi hermano aquí presente, se adentró con hacha en mano en la mina, pero cuando salió acabo con este extraño embrujo.. Así que por favor, entren y averigüen qué sucede ahí dentro ¡les daré 2.000 piezas de oro a cada uno si acceden!
- Estamos esperando a otras personas y por ello no nos podemos alejar de la ciudad – dije yo, el enano parecía desilusionado – aunque tal vez por 5.000 estaría dispuesto a ausentarme unos días.
Por un momento se me emborro la vista y empece a ver extraños parpadeos, me pareció ver delante de mí una especie de caja emergente en la que ponía:
“¿Aceptar misión? Sí/No”
Negué con la cabeza y todo volvió a la normalidad, simplemente veía la cara de aquel hombre impaciente.
- Si llega a esa cantidad lo haré.
- Si lo consiguen.. Bien invertido sea – dijo el enano suspirando, con su andar característico se acerco y me estrecho la mano como símbolo de acuerdo - ¿Puedo contar con su ayuda?
- Con la mía sí – dije deshaciendome de su mano, me encogí de hombros y me acerqué lentamente a la chimenea para acogerme en el calor de sus llamas  – con la de ellas lo desconozco, únicamente hablo en mi nombre.
El enano alzando los brazos hacia arriba se acerco hacia las chicas para suplicar que aceptarían.
- ¿ Aceptaran formar parte de esta empresa improvisada señoritas? La recompensa será generosa...


[OUT] No estaba previsto que posteara pero al final me animé, se me ocurrió esto por si os animáis a seguir con la historia (y así matar el tiempo para ver si otros deciden venir) dicho esto ahora si que hasta casi mitad/final de Febrero ya no podré escribir nada. Ánimo y a seguir :) [/OUT]