Me asusté un poco al ver tanta hierba a mi alrededor, más todavía al ver un escorpión acechando. Me levanté de un bote, tropezando con el vestido que llevaba puesto, mirando alrededor. Hierbajos, tierra, árboles enormes, arbustos...

¿Me había quedado dormida frente al ordenador? Tenía el control total de mi cuerpo, así que parecía que no. Pero entonces... No, no podía estar pasando /otra vez/.

Me quedé un rato pensativa y empecé a caminar hacia un sendero cercano. No tenía ni idea de dónde estaba ni a dónde debía ir, pero los caminos normalmente llevaban a un pueblo o a una ciudad. Notaba una presencia a mi alrededor, pero aunque mirara el entorno no lograba ver nada. De repente, oí el sonido de las hojas moverse, y alguien cerca corriendo. Al volver a mirar al frente, había una chica con orejas de gato, aunque más alargadas, y pelaje de tigre. Sonrió y me protegí con la vara, no fuera caso que quisiera atacar. No tená unas facciones muy amigables, y enseñarme los colmillos no creo que fuera por querer ser mi amiga.

- ¡Hola! No has viajado nunca por aquí, ¿verdad? Debes ir con cuidado por esta zona, hay un asesino suelto~ -escuché atentamente lo que me dijo, pero de todas formas no bajé la guardia. Me dio mala espina que hablara tan rápido y alegremente.
- ¿Y esa asesina no serás tú...?
- ¿Y qué si lo fuera? -contestó, enseñando los colmillos una vez más. Me puse en pose defensiva y la chica se echó a reír. Se subió la manga para enseñarme un tatuaje. Al principio me quedé igual, pero poco a poco fui recordando... ¿Esa no era la marca para el gremio de guardianes?

En ese momento ya entendí lo que había pasado: estaba dentro del juego otra vez. Obviamente. De normal no llevaba una vara, ni vestido, ni siquiera me había teñido nunca el pelo de rubio. El único temor que teníamos con el juego se había cumplido, y algo me decía que yo no era la única dentro del juego. Todo por mi culpa... ¿Para qué diría nada? Amelia, ¡eres estúpida!

- Exacto, soy una guardiana. No puedo acompañarte ahora, pero el pueblo más cercano está en esa dirección. No pareces débil, así que confiaré en que puedes llegar allí sin ayuda. ¡Mucha suerte! -se despidió con la mano y se fue en dirección contraria a la que me había indicado; mientras yo me quedada absorta con el excéntrico personaje que acababa de encontrarme.

Siempre había recordado todos los personajes más planos y sin personalidad siquiera... Cuando ya la perdí de vista, decidí empezar a andar, perdiéndome en mis pensamientos y en ... en Mark. Mark. Mark... ahora ya sí le habría perdido para siempre. El ya me había dicho que fuera con cuidado, y justo en el momento que me quedé sola, el juego aprovechó para tragarme. Y allí estaba. Perdida en un sendero lleno de arbustos y hierbajos, que ni siquiera sabía a dónde me llevaría.

Aunque mi ritmo era rápido: ya no tenía el cuepro de una niñita. Ahora era más bien adolescente tirando a adulta, con las orejas un poquitín puntiagudas y el pelo largo y recogido. También me notaba más ágil y ligera, hasta que terminé por alcanzar a un padre humano junto a su hija, cogidos de la mano. Les saludé con una sonrisa y me uní a ellos, que también iban al pueblo.Susnombres eran Brady y Mallory, y volvían de la ciudad de comprar unas hierbas medicinales para la esposa del hombre. Iba a preguntarles si es que estaba enferma, que yo era curandera y podía ayudarles, pero en el momento que abrí la boca, un hombre encorvado saltó delante de nosotros, con una sonrisa retorcida y un puñal en la mano. Brady, el padre, rápidamente se nos puso delante para protegernos, y el loco atacó sin previo aviso.

La escena me sobrecogió demasiado, pero pensé y actué muy rápido. Dirigía su puñal al corazón, para matarle, mientras Brady cogía fuerte la mano de su hija, que gritó, asustada por lo que pudiera pasar. Por un momento pareció que el tiempo se detuvo. Él tenía a su hija. Yo... ¡yo tenía a Mark! Pero ya no podría verle hasta salir del juego, y seguro que entonces ya tendría una novia y se habría olvidado de mí... Sí, dudaba que fuera a echarme de menos. Me puse entre los dos hombres, asustada pero decidida, con mi vara en medio para parar el cuchillo. Una astilla voló directa a su mejilla, y al segundo golpe que paré, la vara se rompió en dos. El siguiente era el golpe definitivo, pero si podía salvar a aquel buen hombre y a la pequeña, no me importaba. Nadie notaría mi ausencia.

El cuchillo se me clavó en el pecho, pero enseguida salió. La muerte no era tan dolorosa como decían... pero no notaba ningún daño más que la molestia del corte, así que abrí los ojos y vi a la chica de las orejas de gato, immobilizando al que debía haber sido mi asesino. Me sonrió y saludó de nuevo, haciendo una llave al loco, que cayó al suelo y ella se dispuso a atarle de pies y manos antes de que pudiera recuperarse.

- ¡Bien! -dijo, poniéndose en pie, vigilando que el hombre no se moviera. - Gracias por ayudarme. El asesino se esconde si ve a algún guardián, y aunque tenía la misión de acompañar a la gente a su destino, creo que he hecho bien en incumplirla para atraparle. Al fin y al cabo, ¡los híbridos somos más rápidos que los humanos! -la chica se rió, y yo fruncí el ceño. ¿Estaba loca? ¿Les había puesto en peligro para su mérito y gloria?
- ¡Han estado a punto de matarnos! ¡Por tu culpa! ¡¿No deberías tener un poco de juicio y pedir perdón?! ¡Es lo mínimo que podrías hacer! -grité, mientras cogía con furia ambos trozos de vara. Me dolía que se hubiera roto, casi tando como el corte en el pecho.Ahora no podía usar la magia para curarme, y debía depender de las hierbas medicinales. La chica siguió alardeando y charlando, haciendo caso omiso a mis quejas y los sollozos de la niña.

Me dejé caer al suelo y rebusqué por mi bolsa para encontrar unas vendas y hierbas medicinales. Una vez preparado el cataplasma lo puse sobre mi piel, y el buen hombre me ayudó a vendarme. La chica-gato terminó por cansarse de que nadie la escuchara, soltó un bufido y empezó a arrastrar al preso en dirección contraria a la que nosotros íbamos, por suerte.

- Mi mujer es curandera -dijo Brady, ayudando a ponerme en pie.- , así que puede curarte sin mucho esfuerzo.Parece una herida muy fea...
- Sí... bueno, yo pronto iba a entrar en el gremio de curanderos.
- Y has tenido la mala suerte de quedarte sin vara.
- Exacto.
- Vamos, ella te ayudará. Si no fuera por ti, ahora estaría muerto, así que es lo mínimo que podemos hacer para darte las gracias.

Me sonrojé un poco por la amabilidad del hombre y les seguí hacia la casa donde vivían, dentro de un pueblo medio en runas. Tenía una estatua en la plaza central, y muy pocas casas alrededor de esta. Tampoco tenía murallas ni nada por el estilo, y el ambiente estaba enrarecido.

Esperaba que no pasara nada malo allí...



[OUT] Y hasta aquí la primera parte de mi post :D Lo parto en dos para que los ansiosos no digan que no posteo o que solo postean ellos xD Además, tampoco he pensado muy bien la segunda parte, con lo que lo dejo al aire. [OUT]