(Lectura optativa, lo importante viene tras la línea)

- ¿Cuanto tiempo ha pasado? - Dijo el rey mientras miraba por el balcón del majestuoso palacio y contemplaba el silencio de su pueblo, bañado por la luz de la luna.
- Lo desconozco majestad, - repliqué inmóvil mientras miraba el cielo estrellado – tanto puede ser meses como años, mi ciclo vital hace mucho que se detuvo, para mi ya no existe el mañana.
- Pero sin embargo aquí estas – el monarca emitió una leve risa – entiendo que estés dolido por lo que ocurrió, nunca es fácil cuando tus amigos te abandonan, estoy seguro que...
- Con todos mis respetos majestad – dije yo interrumpiendo bruscamente – Mi situación personal no es importante, estoy seguro que tenéis asuntos más grave que preocuparos.
- El bienestar de aquellos que me rodean siempre es un asunto importante amigo mio.
Con la seguridad y la certeza de que no había necesidad alguna de que siguiera vigilando su reinado, el rey se retiró y me dio unos ligeros golpecitos con la palma de su mano derecha en mi hombro antes de abandonar el lugar. Nunca pude entender su generosidad y su paciencia con todos nosotros.

Tras el incidente del puente tiempo atrás; yo, el mago y la mujer espadachín, nos vimos atrapados en un infierno viviente y separados de nuestro grupo. Las calles de aquella zona de la ciudad quedaron atrapadas en la anarquía más absoluta, presas del pánico y el terror... Finalmente el ataque de los centauros fue el punto final de la desesperación.
Permaneciendo unidos y haciendo frente a la amenaza común, conseguimos hacer frente a la continua violencia del lugar y aguantar las constantes embestidas de los centauros. La mujer nunca confió en el que grupo volviera, el mago en cambio sí que tenía la certeza de que volverían, yo en el fondo siempre mantuve la esperanza de que algún día volverían, pero jamás fue así.
Fueron pasando los días y logramos contener la situación, no fue hasta al cabo de un mes que las comunicaciones se restablecieron y la guardia pudo cruzar el puente y restablecer el orden. Nuestros méritos por defender la posición y mantener protegido aquel lugar de la ciudad jamás fueron reconocidos. La versión oficial que se extendió decía que en realidad algunos valerosos guardas habían quedado atrapados en la parte conflictiva y que valerosamente lograron defender su posición hasta que llegó el resto de la guardia, a ninguno de los tres pareció importarnos demasiado, la fama no era algo que tuviéramos como motivación.
Tras la restauración y la unificación de la ciudad, se produjo una frágil paz, cuyo precio había sido un silencio absoluto sobre lo anteriormente acontecido, poco o nada se sabia sobre el origen de los hechos o el motivo que había llevado a los centauros a iniciar un ataque. El rey rápidamente se escudó en oscuras conspiraciones y que se tramaba un complot con la finalidad de conquistar no únicamente la ciudad sino todo el reino, utilizando hábilmente estos argumentos, triplicó los impuestos, creo nuevas leyes para reclutar forzosamente a los ciudadanos como soldados e instauró que más de la mitad de la productividad del reino fuera requisada para el rey, durante largos meses el monarca hizo oídos sordos a las súplicas de sus ciudadanos por rebajar aquellas medidas, pero la respuesta siempre era la misma “una gran amenaza se cernirá sobre nosotros.. Yo lo he visto. Agradeced que vaya a armar nuestro reino para resistir y salvar nuestras vidas” días después de aquellas palabras empezaron a sucederse las ejecuciones públicas, que recordaban a la plebe su posición respecto a su gobernante. Los susurros acabarían convirtiendose en voces, alegando que la locura había hecho sucumbir al gobernante, como si de una mano negra se tratara.
A pesar de aquella tempestad que se gestaba, decidimos no marchar, especialmente por instancias del mago. Él aún conservaba esperanzas de que volverían a por nosotras, incluso yo en ocasiones también me contagiaba de su absurdo optimismo, cayendo en el engaño que él mismo se había creado.
Ajenos a nuestras discusiones, la rebelión finalmente triunfó y logró tumbar al déspota rey, el liderazgo de un hombre muy carismático llamado Voruss había tenido efecto, con gran eficacia logró coordinar todos los pequeños murmullos en contra del actual monarca y convertirlos en una fuerza lo suficientemente contundente para derribarlo.
Voruss era un hombre anciano y veterano, algunos decían que rondaba el centenar de años, otros se reían y decían que apenas superaba la cincuentena, aún así las descripciones siempre señalaban que era un hombre de pelo largo y barba blanca frondosa, con facciones serias y una cicatriz en su parte derecha del rostro, su mirada y su voz siempre expresaban una gran sinceridad y sus palabras llegaban hasta al más turbio de los corazones.
Tras triunfar con la rebelión, Voruss el revolucionario paso a establecer una nueva línea dinástica, que él encabezaría como Voruss I.
A pesar de que yo creía que las promesas de Voruss jamás serían cumplidas la realidad pronto contradijo mi creencia, los impuestos volvieron a sus tasas normales, los bienes y la producción fueron equitativamente repartidos y los soldados que habían sido reclutados forzosamente y no querían continuar, se les permitió volver a casa con sus familias. Nuestra sorpresa fue mayúscula cuando un mensajero nos entregó una carta firmada a puño y letra por el mismísimo monarca, en ésta se nos pedía que acudiéramos en persona hasta sus aposentos para explicarle nuestra versión de los hechos y así ayudarle a entender todo lo acontecido, desconocíamos cómo podía saber de nuestra implicación en todo lo ocurrido.
Sin pensarlo demasiado, acudimos a palacio el día siguiente. A pesar de las reticencias iniciales al final accedieron a dejarnos pasar, una vez llegamos a los aposentos del rey, éste pidió a todos que abandonaran la sala para poder hablar con tranquilidad.
Durante varias horas le estuvimos explicando quiénes eramos, nuestra procedencia, cómo habíamos ido a parar a esta ciudad y todo lo que aconteció desde que el puente se incendió y nos dejara aislados, así como el extraño papel que habían tenido los centauros, atacando la zona.
El rey sin mediar palabra alguna y adoptando una pose pensativa y atenta mientras se rascaba su barba, escuchaba con atención nuestras palabras, tras agradecernos nuestro esfuerzo por todos los servicios prestados, nos propuso como recompensa a la la mujer espadachín y a mí, formar parte de su reformado ejercito, ya que además contábamos con una gran experiencia en combate, un favor recíproco según él.
Al hechicero le propuso ser su consejero real, para detectar posibles utilizaciones fraudulentas de la magia y ayudarlo con su sabiduría, obtenida gracias al estudio profundo e intenso de las artes arcanas.
En un primer momento yo me mostré reacio a aceptar, no era de mi agrado la idea de servir el interés de hombres poderosos, la mujer estuvo de acuerdo conmigo e insistió en que simplemente marcháramos, fue el mago quien nos instó a que aceptáramos, continuaba con la absurda ilusión de que tal vez volverían a buscarnos y podríamos continuar nuestro viaje. En parte era cierto que si ya no volvían a por nosotros era absurdo seguir siendo aventureros, tal vez aquello era una oportunidad que el destino nos brindaba para encontrar un nuevo lugar, finalmente decidimos aceptar entre bufidos y quejidos de nuestra compañera. No pareció importarle en absoluto al rey que la chica y yo tuviéramos sangre vampírica en nuestras venas y tampoco que el otro muchacho fuera un demonio. “No serán vuestros orígenes o procedencia lo que determine quienes seáis, serán vuestras acciones y palabras las que determinaran vuestra verdadera identidad. Me habéis demostrado ser de confianza y eso es suficiente”
Una vez aceptados e incorporados en nuestros nuevos cargos y tareas, pronto me dejó de importar el paso del tiempo. El ejercito de aquel país estaba formado por soldados jóvenes y faltos de experiencia en batallas reales, mis aventuras y luchas vividas por la gran mayoría de territorios del mundo conocido, me sirvieron para ascender rápidamente entre las filas militares, pronto aquellos que me daban ordenes pasaban a cumplir las mías.
Una senda parecida a la mía recorría la mujer, no llegó a ascender tanto como yo por sus serios problemas de disciplina además de sus estrategias absurdamente despreocupadas y arriesgadas. Ella entendía el arte de la lucha de una manera distinta al resto, en cada batalla que entraba, siempre adquiría una actitud pasiva ya que no le importaba siquiera su propia seguridad.
El mago también logró afianzarse en su posición como consejero y enseguida conectó con el rey, su aportación era escasa ya que Voruss I mostraba una gran diligencia y eficacia a la hora de gobernar, aplicaba con gran precisión el punto medio para contentar a todo el mundo, aunque no eran pocas las veces que algunos le acusaban de ser un rey excesivamente idealista y poco eficaz, ademas de carente de ambición ya que no tenía ansias de conquista para su reino, creía que su objetivo era preservar lo que le había sido encomendado y nunca olvidar los principios que le habían llevado hasta el trono. Incluso yo mismo podía sentir como algo cambiaba cada vez que hablaba conmigo y me hacía creer que un reinado diferente a todos los vistos hasta ahora fuera posible, uno donde no se juzgara a nadie por dónde ha nacido sino por lo que en realidad es.

- Sabía que te encontraría aquí – dijo una voz interrumpiendo mis pensamientos, su tono me resultaba familiar, la silueta que apareció portaba una túnica con tonos azulados muy oscuros y diversos estampados arcanos, así como también el emblema del rey. Su rostro estaba tapado por la capucha que incorporaban sus ropajes – Está todo demasiado tranquilo últimamente, hace unos días que tengo un mal presentimiento.
- Lo sé – contesté mientras apoyaba mis codos con suavidad en el balcón para contemplar mejor la ciudad – es una calma extraña.
- Pero aún así no percibo nada extraño.. - dijo él mientras se rascaba el cuello - ¿Crees que es posible que el antiguo rey dijera la verdad?
- “Una gran amenaza se cernirá sobre nosotros..” - dije replicando sus últimas palabras – Si fuera algo mágico ya lo habrías detectado y nuestros exploradores no han detectado nada fuera de lo común en nuestras fronteras.
El mago no pudo evitar soltar una leve risa
- Tan diligente como siempre, he oído que pronto te ascenderán y eso que...
No pudo acabar la frase ya que la mujer irrumpió en el balcón, pasando por alto al consejero del rey, se acerco hasta mi posición y se apoyo de espaldas al balcón, justo a mi lado.
- Deberíamos hablar “señor” - dijo ella bruscamente.
- No creo que esas sean maneras de hablar a un superior – dije yo sin mirarla.
- ¿Me va a castigar? - espetó ella en tono burlón.
- En fin, yo eh... Tengo que repasar un libro, ya hablaremos luego – dijo el muchacho incomodado por la situación para después marchar.
-¿De que se trata? - dije mientras me dejaba de apoyar para incorporarme y luego mirarla, ella sin medir palabra alguna me abrazo.
- Me siento desatendida, me estás dejando de lado en todo esto.
- No parecías sentirte desatendida la semana pasada – ella dejo de abrazarme, parecía algo ruborizada – ha llegado un nuevo contingente de soldados, ha requerido más tiempo del necesario el coordinarlos.
Ella resoplaba y se frustraba cada vez que le hablaba de mis obligaciones.
- ¿Por que estamos aquí todavía?
- Eso ya lo hemos hablado Lucy
- ¡No es cierto! - dijo ella enérgicamente – únicamente te limitas a responderme que este es nuestro hogar y que no podemos ir a ningún lugar más, pero eso no es así. ¿Sabes que es lo que creo? Creo que estamos aquí por ese estúpido mago, aún tiene la esperanza de que algún día todos volverán y se disculparán por habernos abandonado, creo que ni tu ni él os atrevéis a afrontar la realidad. Ya han pasado nueve meses y jamás volverán, se han olvidado de nosotros, no eramos tan importantes.
Me limitaba a escucharla de manera impasible, ya que me veía incapaz de llevarle la contraria, es probable que sus palabras llevaran algo de verdad.
- Estoy harta de este lugar Akira, no me gusta recibir ordenes ni que me digan cómo debo actuar, yo estoy aquí por ti y tú cada vez pareces más apegado a este estúpido reino.
- No tenemos ningún lugar a dónde ir Lucy, no tiene sentido continuar viajando, éste es uno de los pocos lugares donde se aceptan a los híbridos como nosotros.
- Podríamos ir a cualquier lugar, uno apartado en el que no nos moleste nadie - se acercó lentamente a mí – solos tu y yo...
- La idea es... Tentadora – dije yo tomando su mano – pero ya sabes que hay cosas que me atan aquí, tampoco podemos dejarle a él solo, no debemos separarnos.
Ella se aparto lentamente, en un primer momento iba a abandonar de manera brusca, pero suavemente la retuve por el brazo para acercarla a mi y darle una suave caricia a su rostro
- Sé que sabrás aguantarlo
- ¿Es una orden?
- Puedo hacer que lo sea
Suavemente se aparto y emitió una leve risa, antes de abandonar añadió:
- Esta bien... Pero exigiré una compensación muy elevada..
No era la primera vez que teníamos una conversación similar, pero nuestra extraña atracción siempre lograba que dejáramos de lado nuestras diferencias, ella y yo eramos una escala de grises oscuros, a pesar de ser parecidos, en el fondo había bastantes diferencias que con el tiempo fueron separándonos más y más... Todo se confirmó cuando vino un nuevo instructor para ayudar en las tareas de formación de nuevos soldados, su nombre era Sumer, los ojos de Lucy adquirieron un tono y un brillo que jamás había visto en ellos cuando mencione ese nombre en su presencia.
Ella ya lo conocía, de hecho había sido su antiguo mentor, el que le había enseñado en la senda de la espada y formado como persona.
Con el tiempo la chica fue adquiriendo una actitud distante conmigo, nuestros encuentros cada vez eran menores y ya no parecía insistir en que nos marcháramos del lugar. Los soldados coincidían en señalar de que pasaba mucho tiempo con el instructor nuevo y que incluso, su actitud agresiva e indisciplinada desaparecía cuando estaba con él, manifestando una conducta más femenina.
Pasado un tiempo, Sumer dejó su cargo y marchó, aunque esta vez no lo haría solo, Lucy fue con él. No hubo nada, ni siquiera unas palabras de despedida. Ella se quedaría en mi mente como algo fugaz y pasajero, lo único que dejó fue una carta encima de mi escritorio “Lo siento, mi lugar estaba junto a él”
El mago insistió en que habláramos sobre ello al saber la noticia, pero él sabía que no necesitaba ayuda, no iría llorando a nadie con mis problemas, jamás lo había hecho, tal vez aquello era un recordatorio de mi existencia solitaria y que nunca debía desviarme de ella.
La vida en la ciudad continuó con cierta normalidad en los meses venideros, aunque todo cambió cuando un mensajero irrumpió de golpe en una reunión que manteníamos el mago, yo y el monarca. - ¡Majestad! - dijo totalmente exaltado el hombre, intentó proseguir con su explicación pero no le fue posible vocalizar palabras entre exhaustos jadeos.
- ¡Maldita sea muchacho! - replicó el rey – tómate unos minutos para descansar, jamás lograremos entenderte.
- No hay tiempo para descansar mi señor.. Se trata de los pequeños poblados al Norte de la ciudad. - tomo aire para después adquirir una expresión de angustia - ¡Han sido total y absolutamente arrasados!
El rostro de Voruss se mostró horrorizado y pálido, el consejero también mostró cierta sorpresa, yo simplemente observaba la situación.
-¿Supervivientes? - preguntó el rey sin poder ocultar temor en su voz.
- Ninguno señor.. Una patrulla de reconocimiento logró ver el fuego a lo lejos, incluso los campos de los alrededores estaban en llamas.
-¿Vieron a los asaltantes? - dijo el rey negando con la cabeza y sentándose en su trono, la peor de las tragedias estaba golpeando su pequeña utopía que intentaba materializar en su reinado.
- Los soldados afirman haber visto a extrañas criaturas con cuerpo de hombre y partes de caballo, ademas de unos extraños seres altos como torreones, formados de un extraño material.
- Centauros.. - espete yo
- Esas otras criaturas podrían ser entes, tal vez son invocaciones o simplemente son seres formados a partir de la magia misma.
El rey hizo que el mensajero se retirara y se guardara de decir nada a nadie, aunque todos sabíamos que la noticia se escamparía rápido por el reino.
- Es posible.. - decía el rey mientras negaba levemente – ¿Que mi antecesor dijera la verdad?
Hubo un incomodo silencio en la sala, el mago y consejero del rey dio un firme paso al frente.
- Majestad, ahora no nos podemos rendir. Todo vuestro pueblo os necesita para afrontar aquello que esté por venir, debéis ser fuerte y firme, confiad en la gran determinación que os ha llevado a ocupar este trono.
- Si vaciláis – añadí yo – nuestro enemigo nos aniquilará.
Voruss lentamente se levantó del trono e intentaba disipar sus dudas controlando su tono de voz
- Supongo que ya no importa si tenía razón o no... Debemos hacer frente a esta nueva amenaza, pero tenemos demasiadas preguntas y desconocemos a qué nos enfrentamos.
- Tal vez todo está relacionado con el incidente de hace unos años.. - dijo el consejero mientras se rascaba el mentón – los centauros ya atacaron una vez esta ciudad. He estado indagando en mis libros y en los registros que el anterior rey no pudo quemar y todo parece indicar que había alguna fuerza extraña y poderosa que los controlaba.
- ¿Insinúas que esta amenaza ha vuelto a nacer?
- No lo sé señor – contestó mientras se rascaba su pelo oculto por la capucha - Es difícil de decir, si de verdad alguien los controlara es extraño que no perciba nada, también sería aún más extraño que esta fuerza maligna haya esperado tanto para aparecer.
- Por lo tanto no podemos predecir el motivo de su ataque o lo que le lleva a actuar.
- Nadie arrasa pueblos ni quema campos por diversión – dije yo cruzándome de brazos – es evidente que se trata de una invasión. Tal vez la historia se repite o simplemente no guarda relación con lo ocurrido hace unos años, pero es claro que debemos actuar.
El monarca se dirigió hacia uno de los ventanales que mostraban la vista de la ciudad, su gente parecía ajena a cualquier debate, vivían felices, trabajaban honradamente e incluso, la rivalidad entre elfos y enanos parecía aparcada. Todo aquello le había costado meses y una gran dedicación, ahora de la nada, si tomaba las decisiones erróneas sabía que todo aquello desaparecería.
- Si ya han arrasado los poblados del Norte, es seguro que harán lo mismo con los centrales y los periféricos... Tenemos la ventaja estratégica de que el corazón de nuestro reino, esta ciudad, está alojada en el punto más al Sur de la isla.
- No podemos abandonar a los demás – replicó el joven mago.
- Y no lo haremos – contestó el rey con firmeza – Enviaremos destacamentos a los puntos centrales. Yo mismo me ofrecí para ir, pero Varuss se negó a enviarme hacia un enemigo del cual no teníamos dato alguno, el mago no parecía estar demasiado conforme y consideraba aquellas ayudas como insuficientes. El rey supo calmar sus dudas cuando volvió a recuperar su tono firme “Entiendo tu preocupación, pero si actuamos sin pensar y guiándonos por nuestras emociones y no por la razón, podemos condenar el destino de este reino para siempre, esta ciudad no puede quedarse indefensa”
Pasaron pocos días hasta que la noticia se hizo eco por toda la ciudad, algunos se mostraron confiados en que el reino prevalecería, otros empezaron a entender que tal vez el anterior monarca no estaba loco y unos pocos, empezaron a abandonar lentamente la ciudad.
Siguiendo las ordenes del rey, se envió a grupos de soldados a las zonas con mayor peligro, pero de nada sirvió. El avance de esta nueva amenaza fue totalmente imparable, en menos de tres días cayeron las zonas centrales y en cinco ya habían sido conquistadas las pequeñas poblaciones periféricas, a duras penas hubo supervivientes, las poblaciones y sus alrededores eran totalmente arrasadas. No había voluntad de pacto ni de dominación por parte de los atacantes, únicamente había una voluntad irracional por arrasar y destruir, como si se trataran de las fuerzas del mismísimo hacedor del apocalipsis.
Con casi todo el reino destruido y en llamas, únicamente quedaba un pequeño fuerte a pocas millas de la ciudad.. Si superaban esa barrera llegarían hasta nosotros. Gracias a los testimonios de los pocos supervivientes que quedaron, pudimos saber que el enemigo era increíblemente numeroso, se desconocía su número de fuerzas total y algunos incluso les llegaron a calificar como “criaturas demoníacas sin voluntad alguna” confirmaron que la mayoría eran centauros, aunque muy atípicos y diferentes a los de las leyendas, puesto que poco quedaba de su parte humana, parecían más bien híbridos entre animales y demonios, otros eran extraños seres bípedos de oscuro metal,extraña composición y gran tamaño, solo vieron unos pocos ya que el mayor grueso del ejercito parecían ser los centauros. No hacían prisionero alguno, destruían todo lo que encontraban.
Las calles de la ciudad ya no estaban tranquilas, todo eran murmullo que se transformaban en grandes escándalo, los guardas tenían problemas para mantener el orden y muchos creían que aquello era un castigo por no haber escuchado al anterior monarca.
Cuando por orden del rey estaba a punto de partir hacia al fuerte con un buen número de soldados, un mensajero nos barrio el paso impidiéndonos marchar, el fuerte había caído, ya nada retenía a los invasores en su camino hasta la ciudad. El hombre también me indico un recuento estimado de la fuerza de los invasores, si aquel recuento era válido simplemente estábamos condenados al fin de nuestra existencia.
Nuevamente nos volvimos a reunir con el rey, éste insistió que todo el mundo excepto yo mismo y el mago dejara la sala, así se hizo.
- El recuento estima que los enemigos son superiores a 20.000 – dije yo sin sutileza alguna, el poco tiempo que nos quedaba así lo requería.
- ¿Cuantos soldados nos quedan? - dijo el rey asentado en su trono y frotándose los ojos, eran evidentes su signos de cansancio.
- A duras penas llegamos a los 2000, en los diferentes frentes ya hemos perdido a más de 3000.
- Entonces estamos condenados.. - dijo el monarca tapándose el rostro con su mano, luego se alzo y con sus últimas fuerzas se acercó hacia el ventanal, veía la tensión y la desesperación en las calles – Ordenaré evacuar la ciudad, que se disponga todo para zarpar en las costas del sur, su supervivencia es lo más importante.
- No os dará tiempo a evacuar la ciudad – contesté yo ante la sorpresa del rey – los enemigos llegaran al alba a la ciudad, con la rapidez en la que avanzan y destruyen, es posible que alcancen a vuestra gente antes de que siquiera puedan llegar a un barco y ya han demostrado su poco apego a hacer prisioneros, los mataran a todos.
Temeroso por escuchar mis palabras, Voruss apoyó firmemente sus dos manos contra el ventanal.
- ¿Tan errado estaba? Crecí entre la nobleza, pero a diferencia de todos ellos nunca quise dar la espalda a nadie por su condición ni por lo que no tenían. Nadie elige dónde nace, el destino nos lo impone, nunca creí que existieran diferencias insalvables entre los seres de este mundo. Elfos, enanos... Muy en el fondo todos anhelamos lo mismo, una vida justa, apacible y sin prejuicio alguno, que el día a día determine lo que somos. Por eso me alcé en contra de aquel tirano, era todo lo contrario a lo que yo defendía y logré el apoyo de los demás para conseguirlo, nunca les he dado la espalda y a pesar de ello el destino parece querer poner fin a todo esto... ¿Es posible que mi antecesor fuera el que tenía razón y yo viviera un sueño imposible?
Nadie dijo nada, el mago se dispuso a hablar, pero yo le frene alzando mi mano derecha, no era el momento de consuelos y dulces palabras, nadie negaba la diligencia y la entrega del monarca, pero el objetivo final era la supervivencia, el fuerte sobrevive y el débil muere, él era el máximo responsable de esta especie de utopía alzada, él debía decidir si había que luchar hasta el final o se tenía que abandonar.
- Salvarlos a ellos es la máxima prioridad, el pueblo debe sobrevivir a toda costa – dio unos lentos suspiros para después proseguir con una calma renovada – los soldados que resten deberán marchar a las afueras de la ciudad, atraerán su atención.
- ¡Pero señor eso es mandarlos a una muerte segura! - dijo el mago exaltado, estuvo a punto de continuar hablando pero nuevamente le volví a retener.
- Podría funcionar – dije yo – pero no ganaríais demasiado tiempo, eso aceptando que los soldados no abandonaran.
- Conozco los riesgos y lamento tener que tomar una decisión así amigos míos.. - se acercó a mí y puso su mano en mi hombro izquierdo – simplemente elijo el mal menor. Desgraciadamente es la única manera de salvarlos.
Nuestras miradas se cruzaron, fue entonces cuando pude ver su auténtico ser. Veía a un hombre dotado de un gran don de palabra y con capacidad para llegar a los corazones de la gente, pero a la misma vez, también me parecía ver a un cobarde que se empequeñecía delante de los problemas y que no tenía reparos en sacrificar a unos pocos para permitir que unos muchos siguieran con sus vidas. Es probable que no tuviera más opción, pero ni siquiera se ofrecía a quedarse a defender lo poco que quedaba de su construcción idílica, serían otros los que tendrían que quedarse y morir para defenderla. Poco me quedaba en este mundo y desde que nos habíamos visto separados y abandonados por el resto, aquel reino había sido lo más parecido a lo que podía llamar “hogar”.
- Esta bién, trataremos de resistir y dar tiempo a la evacuación de la ciudad.
El rey afirmó suavemente y volvió a darme suaves golpecitos en señal de ánimo, agradeciéndome todos los servicios prestados y el gran sacrificio prestado, todos aquellos que caerían serían eternamente recordados según sus palabras. El mago no pudo evitar observar tristemente la situación, nuestras miradas se cruzaron y rápidamente lo entendió, no habría protestas o queja alguna, este era el único camino posible, finalmente él y el rey marcharon de la sala, así de simple fue nuestra despedida
En cuestión de pocas horas toda la ciudad ya estaba movilizada para marchar, algunos cogían sus posesiones más preciadas y otros directamente marchaban con las manos vacías, elfos, enanos y humanos de todos los tipos y clases dejaban aquella ciudad a la merced de su esperado desenlace.
Yo y los pocos hombres que quedábamos marchamos hacia al Norte para frenar al enemigo, algunos ciudadanos lanzaban gritos de ánimo e incluso agachaban levemente la cabeza a nuestro paso, agradeciendo el sacrificio que íbamos a realizar, ignorándolos, caminábamos con decisión hasta nuestro destino.
Antes incluso de que pudiéramos llegar a la zona prevista, vislumbramos a lo lejos una gran nube negra, cómo si ésta tuviera vida propia, se detuvo al vernos. De la misma nube empezaron a bajar sombras que se materializaron en forma de centauros al llegar al suelo, al principio solo parecían decenas, después se vieron miles, al ver la rapidez con la que se acercaban, rápidamente ordené adquirir una posición defensiva, pasaron pocos minutos hasta que finalmente llegaron a nuestra posición, todo era como las descripciones; centauros con los ojos ensangrentados, más similares a demonios que a las criaturas de las leyendas.
A pesar de la sorpresa inicial logramos aguantar el primer embiste, su fuerza radicaba en su gran número no en su planificación estratégica, coordinando bien los ataques frontales con los de a distancia logramos causar un número considerable de bajas, mi experiencia anterior contra criaturas de este tipo, me sirvió para derrotar a muchos con extrema facilidad, lográbamos aguantar más de lo esperado. Inexplicablemente acabamos con todos los que se habían abalanzado sobre nosotros, pero tenía claro que aquello no era todo el grueso de su ejercito. Nuevamente volví a presenciar el mismo proceso, sombras que emanaban de la nube y volvían a materializarse al llegar al suelo, esta vez en mayor número.
Fue entonces cuando entendimos la grandiosidad de aquel ejercito, la nube oscura empezó a avanzar, sin tener en cuenta nuestro cansancio, nuevamente las criaturas aparecidas volvieron a cargar.
Emprendimos una acción defensiva para protegernos del ataque, esta vez nuestras técnicas eran mucho menos efectivas ya que su número era mayor que en el último ataque, algunos de los nuestros caían presa del pánico y eran incapaces de mantener la concentración en pleno fragor de la batalla, ello les llevaba hasta su propia muerte.
Había perdido la cuenta de cuantos habían caído bajo mi acero, sabía que difícilmente saldría de allí con vida y lo único que esperaba era alguna criatura suficientemente hábil para atraparme desprevenido y acabar con mi existencia. Justo cuando parecía que uno de los centauros me iba a asestar un golpe letal con su mandoble afilado, un conjuro le golpeo con gran fuerza y lo desplazo metros hacia atrás. Cuando miré hacia el lugar de procedencia del conjuro, vi al mago, él vino hacia mi posición para cubrirme la espalda.
- Parece que no te vendría mal algo de ayuda.
- No tendrías que haber venido – dije yo mientras seguía abatiendo todo aquél que se acercara
- Ya te han abandonado suficientes veces por una vida – dijo él con una suave risa mientras seguía lanzando sus conjuros.
Irónicamente su aparición acabó marcando la diferencia, gracias a sus palabras de confianza hacia los soldados y a su apoyo mediante su magia logramos repeler el segundo ataque.
No tuvimos tiempo ni para hacer un recuento de cuantos quedábamos en pie, ya que nuevamente apareció una nueva oleada que rápidamente cargo entre nosotros, entre todos ellos destacaba un centauro muy diferente a los que habíamos combatido hasta ahora, su altura era considerablemente mayor y sus facciones humanas mucho más consolidadas, además también portaba un extraño yelmo draconiano, parecía tener la capacidad de hablar, ya que a diferencia de los otros balbuceaba extrañas palabras que nos resultaban incomprensibles para los demás, lo identifiqué como un posible general.
El general centauro rápidamente cargo contra nosotros, rompiendo nuestra primera de defensa a base de golpes de su mandoble pesado, cada vez que golpeaba, parecía como si un fuerte viento nos pudiera derribar en cualquier momentos, rápidamente nos identifico al mago y a mí y se dirigió hacia nosotros, logramos esquivar su primer embestida, pero mis ojos se vieron obligados a contemplar como el joven era incapaz de esquivar su segunda embestida, una vez lo alcanzo lo remato con un golpe cruzado de su arma, el chico se vio impulsado violentamente hacia atrás. Cegado por un impulso de venganza, logré acercarme hasta él con gran rápidez y colgarme en su lomo, di un golpe seco y cruzado con mi espada que hizo precipitar rápidamente la criatura hacia abajo, perdiendo el equilibrio y finalmente impactando violentamente contra el suelo. Ordené a los pocos hombres que quedaban que me cubrieran para que pudiera llegar hasta el mago, a pesar de su herida aun estaba vivo. Suavemente agarré su cabeza con mi mano izquierda y levanté parcialmente su parte superior para intentar incorporarlo, el chico rápidamente agarró mi otra mano para que me detuviera.
- Es inútil Akira, mi viaje acaba aquí...
- Te recuperarás – dije yo mientras seguía intentando alzarlo, nuevamente me detuvo
- Nunca se te dio bien mentir – dijo entre risas para acto seguidor dar una serie de tosidos – Que idiota fui.. ¿Nunca vendrán a por nosotros verdad?
No contesté a su pregunta, su respuesta siempre había sido muy obvia.
- Una lástima, me hubiera gustado verlos una vez más.. Me hubiera gustado ver su rostro una vez más y disculparme por no estar allí y no poderla volver a ver..
- Fueron ellos los que marcharon, no hay nada que disculpar.
- No guardes rencor – dijo él mientras sonreía con sus últimas fuerzas – estoy seguro que han tenido motivos de peso para no volver, debes aprender a confiar en los demás..
- Has sido un buen amigo – dije yo instando a que parara, aquellas palabras solo aceleraban su final. - El único que has tenido – contesto riendo por la que sería una última vez, una melancolía me invadía sabiendo que ya no volvería a escuchar su optimismo exagerado - Pensé que si defendíamos este lugar, algún día volverían.. Mientras siguiera existiendo, mi ilusión no miraría. Siento haberte arrastrado hasta esto.
Cerré los ojos y dije:
- Ha sido mi decisión, no hay nada que disculpar.
Él sonrió cálidamente, un leve escalofrío recorrió mi cuerpo al contemplarlo, por primera vez en mucho tiempo, la tristeza me invadía y me veía incapaz de como afrontar lo que estaba por venir.
- Gracias Akira.. Siempre has tenido un buen corazón aunque te esfuerces en disimularlo..
Dando su último suspiro, su cabeza se cayo bruscamente hacia atrás. Su cuerpo ya no tenía signo de vida alguno, lo dejé apoyado lentamente en el suelo. Cuando me levanté para contemplarlo por una última vez, un extraño brillo emanó de él y lentamente desapareció.
Cerré los ojos y mire hacia el cielo, las nubes taparon el cielo y empezaron a caer gotas, al principio caían a ritmo lento, para luego caer a un ritmo constante y acelerado, mi visión se vio difuminada por las gotas que se deslizaban a través de mi rostro.
Nuevamente quedábamos mi soledad y yo, tal vez por debilidad o tal vez por poco carisma jamás conseguía despistarla, no había conseguido proteger nada y lo había perdido todo, no podía ser lo que quería ser, sino lo que debía ser, siempre había luchado solo y así sería hasta el final de mis días.
Miré al frente, la nube negra que antaño se veía lejana ya nos había alcanzado, los soldados del reino, desmotivados y aterrados huían de lo que sería su muerte segura, avancé con firmeza hacia allí, miles de criaturas emanaron de la nada, fue entonces cuando los vi, seres bípedos, con un aspecto similar a los de los titanes, formados por un extraño cuerpo de minerales carbonizados, cada vez que éstos avanzaban, parecía como si la tierra se fuera a partir por la mitad.
Giré la vista por última vez, la ciudad lucía intranquila, apagada. El viento y la lluvia daban una sensación de sollozo y desesperanza, como si aquel conjunto de calles, construcciones y murallas formara un ser imaginario que llorará por el espectáculo que estaba contemplando, la muerte de unos pocos cuyo recuerdo acabará quedando en el olvido.
Acomodé mis pies con fuerza y encaré las miles de criaturas que se dirigían hacia mí, empuñe con fuerza mi espada, esperando que alcanzaran mi posición...




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De repente abrí los ojos. Todo había sido un sueño, aunque por alguna razón me había parecido inquietantemente real, pestañee y agité fuertemente mi cabeza para asegurarme de que esto era “el mundo real”.
Observé mi alrededor y todo estaba tranquilo, Neptune estaba en el otro lado del callejón durmiendo, renqueante y algo aturdido me levante para después apoyarme en la pared, mi respiración estaba algo acelerada, tardé algunos minutos en volver a recuperar mi compostura habitual.
Pasadas unas horas ella finalmente despertó, logré disimular para que no notara nada raro, tras examinar cuidadosamente las calles y ver que nadie nos perseguía volvimos a circular por la ciudad, para mayor precaución hice que la Dríada se cubriera con una capucha de un manto viejo, para que ninguna de sus supuestas víctimas la reconociera mientras caminábamos.
Esta vez y esperando que se apagara su curiosidad insaciable, decidí que nos alojaríamos en la zona baja de la ciudad, allí el dinero escaseaba y la carga de la pobreza de aquellos que no tenían nada, se me asemejaba un gran argumento moral para frenar a cualquiera que tuviera las manos demasiado largas.
Cuando pasábamos por una de las calles, unos cuantos hombres parecían aplegarse alrededor de una figura, éste parecía estar incitando a las masas para modelar un nuevo reino y frenar la supuesta tiranía del déspota que les gobernaba, les hablaba de un mundo mejor, de riquezas, de tolerancia hacia los seres y a no conformarse con la pobreza que les había sido impuesta
“Los hombres que ansían soñar con los ojos abiertos pueden ser los más peligrosos”
Neptune me miró extrañada sin entender nada, negué con la cabeza y la empujé ligeramente para alejarnos rápido del lugar, no quería saber nada de reinos utópicos ni de supuestos mundos mejores...


[OUT] De biblias hemos pasado a códices. El Flashback viene para cubrir momentos que me hubiera gustado escribir en su momento y ahora he podido hacerlo, la cronista oficial Nep seguro que tiene más información (he intentado respetar la historia original.. O lo que recordaba de ella) 
Pedir disculpas por el tocho, pero recordad que lo obligatorio es tras la línia, así que quedan prohibidas reclamaciones tipo “me has hecho perder una hora de mi vida” :P
¡Mucho ánimo con todo y mucho posteo! ;) [/OUT]