Respiré con ansiedad cuando vi que mi personaje no había sido borrado.
-¿Ya habías jugado? -Me preguntó Charles. Asentí casi sin escucharle.

Si no fuera por los nervios de la situación, me habría reído. Aquel personaje era todo pixeles, parecían los gráficos de la Playstation 1, como si estuviera jugando al Final Fantasy VII. Después de observar las habilidades del personaje, lamenté que Charles estuviera ahí, me sentía avergonzada; ¿una dríada pícara con habilidades de explorador? ¿Pero qué era eso, por el amor de un pato? Y aún recordaba que antes de ser dríada, había sido elfa. ¿Una elfa pícara? ¿En serio, Marina? ¿Qué diablos te pasaba?
"Que tenía trece años... "

No sé por qué lo hice, quizá por vergüenza, pero me puse manos a la obra. Comencé a mover las stats de sitio, y a cambiar ciertas cosas. Realmente era un juego muy limitado, y me costaba entender por qué tuvo tanto éxito en su momento. De pronto, saltó un mensaje en la pantalla. Esperando algo así, pegué un grito y salté de la silla con tanta intensidad que acabé haciéndome un lío con las patas y aterricé besando el suelo. Charles, sobresaltado por mi grito, también se había levantado, pero al ver aquel espectáculo soltó una carcajada.
¿Estás bien? -Preguntó, mientras me levantaba del suelo casi sin esfuerzo.
-Eh... sí.

Me froté la barbilla mientras miraba la pantalla del ordenador con aprensión. No era nada, sólo publicidad del juego. Mi corazón latía como loco mientras me sentaba de nuevo en la silla.

"Nueva versión disponible de Mystical Land, entre muchas mejoras encontrarás:

-Nuevas y apasionantes historias.

-Muchas más razas y clases.
-Nuevos e impresionantes gráficos además de nuevas animaciones, el MMORPG más impactante del mercado.
-Nuevos lugares y parajes por visitar.

¡Mystical Land te necesita!"

¿Una actualización del juego? Sentí que Charles miraba por encima de mi hombro, leyendo el mensaje.
-¿Vas a entrar?
-¿Debería? -Tamborileé los dedos sobre el ratón, sin decidirme a dar click sobre el botón derecho.
-No lo sé -comentó Charles, extrañado- si pasaron aquellas cosas...
-Y otras que no te he contado -murmuré. Todavía no sabía por qué hacía aquello. "¡Mystical Land te necesita!" ¿Me necesitaría de verdad? Aparté la mano del ratón. Estaba perdiendo la noción de la realidad.

Me levanté para mirarme en el espejo que había colgado en la pared, sobre mi cama. Tenía un bonito cardenal en la barbilla a causa de la caída. Me lo froté. Dolía.

Di un par de vueltas por la habitación. Charles me seguía con la mirada, con expresión divertida. Le di una patada a un osito de peluche que había en el suelo, pero luego me agaché para recogerlo y lo abracé. Era sir Kay el Senescal, no un osito cualquiera de mi compañera de piso. Me volví para que el pelirrojo no me viera darle un besito para que me perdonara. 

Suspiré, algo me llamaba en el juego, y tenía que entrar. Bopeep todavía no me había contestado al mensaje del facebook ¿y si había quedado atrapada? ¿Y si lo estaban todos? Tendría que rescatarlos. Quizá esta vez no quedara atrapada yo si me quedaba junto a Charles, quizá pudiera... toquetear el sistema, o hackearlo, para poder sacarlos de allí.
Dejé a sir Kay sobre la cama, junto a Charles, y me senté frente al ordenador con expresión decidida.
-Vale, voy a jugar.

Acepté la actualización, y mientras se descargaba, le hice jurar a mi amigo que no se separaría de mí bajo ninguna circunstancia. Por fin, terminó de descargarse, la instalé y pude comprobar cómo habían mejorado los gráficos considerablemente. ¿Qué significaba todo aquello? ¿Aquel ser maligno que nos metió en el juego para, según él, "divertirse", seguía en activo? ¿Había estado todos estos años creando una versión mejorada para poder atraernos de nuevo, o atraer a otras personas? ¿Por qué nadie se había dado cuenta hasta ahora?

Había una opción de editar el personaje, así que la utilicé. Por fin encontré ropas y habilidades que le iban mucho más a mi personaje. Si al final el juego iba a tragarme, no quería entrar en el cuerpo de una inútil, quería sentirme lo suficientemente protegida.
La raza de dríada estaba bastante mejorada, habían añadido bastantes bonificadores por esta raza y muchas habilidades, lo cual me extrañó, pues era una raza que no se podía elegir en el juego como jugador, sólo se encontraba como personajes ambientales. Quizá aquel ser despreciable la había mejorado para mí. Me mordí el labio inferior. Si empezaba a emparanoiarme con todo, jamás me decidiría a entrar.

Seguiría siendo una pícara, evidentemente. Al fin y al cabo... bueno, era Neptune, y yo había disfrutado mucho siendo ella. Conseguí una skill nueva de lucha, pues no me parecía lógico cargar con un arco y dos espadas cortas siendo una ladrona. La casilla para cambiar el nombre estaba bloqueada, pero tampoco tenía intención de cambiarlo.

Finalmente, cuando conseguí que todo estuviera a mi gusto y sentí que mi personaje estaba lo suficientemente protegido, me decidí a clickar en el botón que me dejaría internarme en el mundo de Mystical Land.



Mystical Land, el juego de ir y no regresar jamás...