Después de lo que ocurrió el día anterior, no me atreví a encender de nuevo el ordenador. Quizás Mystical Land lo había hackeado y nada más encenderlo no me dejaría hacer otra cosa que jugar. Sólo eran suposiciones. Pero con lo que tuve que sufrir la noche anterior, podría ser perfectamente real.

Y a pesar de eso había sido yo la culpable de que los otros entraran... Aunque no me respondió nadie. Pero si no lo habían leído seguro que nadie habría entrado y nos ahorraríamos unos cuantos problemas.

Quizás sí que había sido una locura ...

En fin. Ahora ya estaba hecho... Fui al trabajo después de vestirme y  tomar mi tazón de leche con chocolate y cereales. Y galletas. Y madalenas. Ni siquiera me acerqué al ordenador por miedo a que se encendiera solo.

Nada más llegar al laboratorio, me topé con Mark, uno de mis compañeros de trabajo. Bueno, en realidad era más que un compañero de trabajo. Habíamos pasado alguna noche juntos y, aunque la relación no parecía ir a más, siempre terminábamos repitiendo. Como era el caso de esa misma noche.


- No, Mark... aquí no...
- ¿Eh? ¿Por qué no? La última vez no tuviste tantos reparos en hacerlo... - protestó con el ceño medio fruncido.
- Pero ahora es distinto, ¿no lo ves? No se puede hacer así como así...
- Pues no, no lo veo. ¡Quiero que volvamos a hacerlo! Anda, Amelia~ Una vez más~ ¡Ya verás qué bien lo pasamos! - dijo el chico, tomando mis manos entre las suyas, con una de esas sonrisas.
-Hmpf.... -suspiré, pero al verle los ojos, con esa expresión... ¿Cómo podía negárselo?- Está bien... Lo haremos otra vez... -contesté con una sonrisa.
- ¡Genial~! - exclamó todo feliz, me dio un rápido beso en la mejilla y sonrió más ampliamente.
- Pero saca la receta... No sea que lo hagamos mal y luego no nos lo podamos comer -me sonrojé un poco por el beso, pero le di otro antes de ir a buscar los ingredientes.

Lo que hacíamos con Mark muchas noches era cocinar dulces. Cupcakes, galletas, tartas... Daba igual, mientras fuera dulce.
- ¡Claro! El otro día encontré una receta para un pastel que tenía muy buena pinta, y me gustaría probarlo~ - Mark me dedicó una de sus tan dulces sonrisas antes de ir hacia el ordenador para buscar el blog.

- ¡E-espera! -corrí hasta él y le cogí del brazo para que no se acercara al ordenador- No lo encien...das... - Pero el logotipo de Windows ya había aparecido en la pantalla. Tragué saliva. Mientras Mystical Land no hiciera su aparición...
- ¿Uh? ¿Por qué no? - el chico me miró, y luego volvió la mirada al ordenador, pues no parecía que tuviera problemas en iniciarse. Se sentó en la silla, como si estuviera en su casa y abrió el Chrome para  buscar la receta e imprimirla.
- Bueno... es que ayer estuve jugando a un MMORPG y... bueno, pensaba que habría entrado un virus. S-supongo que no hay ningún problema -me reí un poco y cogí la receta, yendo a la cocina para preparar los ingredientes.

Mark y yo estuvimos un buen rato mezclando ingredientesy poniendo colorantes al pastel para que tuviera varios colores. Cuando ya tuvimos la mezcla en el horno nos sentamos en la mesa para comer un poco y charlar.
Le conté a Mark acerca de Mystical Land, que por culpa de ese incidente que tuvimos, sus padres casi le tiraron todos los videojuegos a la basura. Cuando le conté que fui una de las víctimas, el chico me miró sorpendido, tanto por el hecho de que hubiera quedado inconsciente como de que hubiera vuelto a jugar a pesar de lo que eso comportaba.
Pero ya le dije que esa época dentro del juego no fue tan mala. Estuve junto a mis amigos, como si jugara de verdad, y siendo la semielfa que fui durante, aproximadamente, un año en la vida real. En el juego me encantaba tener un pelo largo que nunca logré igualar en la realidad; el vestido lleno de dibujos y con una falda acampanada; y, por sobre de todo, el perrito que teníamos, llamado Comida, que por suerte nunca nos comimos.

Acordamos con Mark que se quedaría a mi lado mientras desinstalaba el juego para que no pasara nada. Nada más abrir el desinstalador, apareció una ventana y di un bote que me hubiera hecho caer al suelo si no fuera porque el chico estaba detrás de mí. Se rió un poco y me sonrojé, volviendo mi atención a la pantalla del ordenador.
- Tan sólo es una actualización.
- Ah... -Pero, por desgracia, no había ni un triste botón para cerrar o cancelar la actualización. Así que... bueno, la instalaría y desinstalaría luego, si me lo permitía. Así que acepté y empezó a instalarse.-. Creo que hay para rato... y no me dejaba cancelar.
- Se resiste a ser desinstalado, ¿eh?
- Eso parece -me reí un poquito ante su broma, y me quedé mirando fijamente la pantalla. De repente oí una suave voz, como si fuera un silbido: "Bopeep..." -me giré y le miré, un poco asustada.- ¿Qué has dicho?
- ¿Uh? Yo no he dicho nada, ha sido el ordenador. Seguramente será un sonido de la actualización. - el chico intentó calmarme, pero por más dulces que fueran sus palabras, no era eso lo que me había puesto nerviosa. Había sido el nombre de mi personaje. Aunque Mark tenía razón: la actualización había terminado ya. Me quedé un rato mirando la pantalla sin hacer nada. Parecía que la única opción era jugar.

- ¿No puedes desinstalarlo directamente? - preguntó a mis espaldas. Parecía un tanto mosqueado...
- No... a ver si puedo salir por lo menos -lo que pasó a continuación me recordó a la noche anterior. Darle muchas veces seguidas al botón de Salir para que no me hiciera caso.- Quizás la única solución sea jugar...
- Um... De acuerdo, supongo que puedes probar un poco - cede Mark, mirando el reloj de su muñeca para ver cuánto le faltaba al pastel. -. ¿10 minutos o así? Hasta que tengamos que volver a la cocina.
- Sí, 10 minutos.
Una vez acordado, empecé a retocar mi antiguo personaje. Una semielfa, rubia, curandera, con todos los stats colocados... Se lo enseñé al chico y lo estuvimos comentando un poco, e insinuó que Bopeep tenía un cuerpo mucho más esbelto que el mío. También le confesé que había sido por ella que decidí hacer enfermería.
- Es curandera. Me gustaba curar y animar a todos mis amigos para verles felices. Pero supongo que voy a cambiarle el oficio.
- ¿Uh? ¿Por qué? Si tanto te gustaba hacer eso y hasta te ha influenciado en tu elección de carrera, ¿por qué no se lo dejas?
- Para cambiar un poco. Siempre me he dedicado a esto, y ahora que puedo cambiarlo...
- Awn, pero sería una lástima, ¿no crees? Además, si apenas vas a jugar... ¿No sería eso demasiado trabajo para luego desinstalarlo? - insistió.
- También tienes razón. Vale, la dejo así -terminé mi personaje. Después de dar unas cuantas vueltas en busca de quests, el juego volvió a la carga, hablándome en susurros.

"Tierna semielfa, debes ir con tus compañeros... Seguro que te echan de menos."

- Pfff... ¿Tierna? - se ríó un poco por el apelativo "cariñoso" del juego, mirando luego el reloj. - Ah, deberíamos ir a sacar el pastel del horno. Si quieres voy un momento a por él, no tardaré más de un minuto o dos. - le dice, por si acaso quería seguir jugando.
- Oye, que soy tierna, ¿vale? -me giré de nuevo hacia el ordenador, dando a entender al chico que fuera él a por la tarta.

"No vas a volver? Estás segura que quieres quedarte en ese aburrido mundo, sin magia, sin entretenimiento... sin nada?"

Me da igual, tengo a Mark. No quiero separarme de él.


"Siempre puedes buscar a otro. O hacerle venir para..."


No, no, no. ¡Desde luego que no haré que Mark se quede en coma en la vida real! Después de eso, en la pantalla apareció una imagen de una mujer, quizás una Diosa o algo así, y una luz cegadora me cegó (como hacen la mayoría de luces cegadoras) para ver que, al abrir los ojos, el mundo estaba lleno de tierra y hierbajos.

PD: este post está dedicado a Akira, que parece que esta vez no he sabido resumir más xDDD (cosas de rolear <.<)